lo que el yoga me enseñó sobre la vida…y me sigue enseñando.

¿Y si te dijera que el yoga no es para verte más fit, ni para demostrar cuán flexible eres? ¿Y si te contara que el yoga es, ante todo, una práctica para regresar a ti?

Hoy, 21 de junio, se celebra el Día Internacional del Yoga, una fecha proclamada por las Naciones Unidas en 2014 para reconocer la importancia de esta práctica milenaria. Se eligió el 21 de junio por ser el día más largo del año en el hemisferio norte, cargado de simbolismo espiritual, luz y renovación.

Y qué hermoso que justo ayer, 20 de junio, se celebró el Día Internacional de la Felicidad. No creo que sea coincidencia… porque en el yoga, así como en la búsqueda de la felicidad, no se trata de alcanzar algo externo, sino de conectar contigo, con el presente y con la vida.

¿Qué es realmente el yoga

Primero, una cosa clara: el yoga no es una religión, aunque nació en el seno del hinduismo. Tiene raíces profundas en la India, con más de 5,000 años de historia, pero su esencia es universal.

Es una práctica espiritual, una filosofía de vida, una herramienta para vivir con más conciencia, compasión y equilibrio.
Para mí, el yoga es solo 1% físico, y 99% interno. Lo que vemos en redes sociales a veces es solo acrobacia y ego disfrazado de espiritualidad.

Mi historia con el yoga

Hace más de 15 años supe que el yoga existía, pero fue hace menos de dos años que comprendí lo que realmente significa.

Sí, yo era esa chica flexible que hacía posturas imposibles y se sentía poderosa… pero también desconectada. Porque, aunque sabía mover mi cuerpo, no había aprendido a escuchar mi alma.

Ahora entiendo que el yoga es respirar con atención, hablar con compasión, actuar desde la coherencia y tomar decisiones con el corazón despierto.

Gracias al yoga, he encontrado piezas que me faltaban para completar mi rompecabezas personal. Ya no busco lucirme en una esterilla, sino sentirme plena dentro de mi cuerpo y mi espíritu.

Y por cierto, me prometí no hablar a fondo del yoga hasta no pisar su tierra de origen. Muy pronto estaré en India, estudiando y aprendiendo desde la raíz. Ese será un nuevo capítulo que les contaré con amor.

¿Cómo celebrar este día?

Celebrar el Día Internacional del Yoga no requiere ser un gurú ni hacer 108 saludos al sol.
Puedes simplemente:

• Respirar conscientemente.
• Hacer una pausa de 5 minutos y estirarte con intención.
• Meditar en silencio.
• Practicar gratitud o compasión.
• Observar tu cuerpo sin juicio.

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El yoga no es moda, es un compromiso con tu bienestar

No necesitas ropa especial ni un lugar perfecto. Necesitas presencia. Eso basta.

Y sí, el yoga ha sido criticado, comercializado y hasta tergiversado. Pero también ha sanado vidas, ha transformado comunidades, y ha sido puente entre culturas y almas.

La ciencia lo avala: reduce el estrés, mejora el sueño, fortalece músculos, eleva la concentración y nos ayuda a vivir más conectados con nosotros mismos.

El yoga es unión

La palabra yoga significa “unión”.
Unión entre cuerpo y mente, entre respiración y movimiento, entre tú y los demás.

Practicamos yoga en el mat, sí. Pero también cuando escuchamos sin juzgar, cuando somos amables con alguien que nos cuesta, cuando elegimos la paz antes que el orgullo.

Algunas formas de integrar el yoga en tu vida

• En el trabajo: pausas activas y respiración consciente.
• En pareja o familia: practicar juntos fortalece vínculos.
• En comunidad: crea espacios seguros para compartir, crecer y sanar.

El yoga es para ti

El yoga es tuyo. No importa tu edad, tu cuerpo, tu fe o tu historia. Si puedes respirar, puedes hacer yoga.

Practicar yoga no te hace mejor que nadie. Pero sí puede ayudarte a ser mejor contigo mismo y con el mundo.

Hoy te invito a elegirte.
Haz del yoga una herramienta para sanar, para crecer y para vivir más despierto.
Hazlo por ti, por tu paz, por tu alma.