Este día fue proclamado por la ONU en 2014 y se celebra cada 21 de junio porque, según las tradiciones antiguas, es el día más largo del año en el hemisferio norte, un momento simbólicamente potente para la transformación interior.
Y justo ayer, 20 de junio, se celebraba el Día Internacional de la Felicidad.
¿Casualidad? Tal vez no. Porque si algo puede enseñarnos el yoga, es que la felicidad no se busca afuera, se cultiva adentro.
¿Qué es yoga y qué no es?
Antes de seguir, necesito decirlo de forma clara:
El yoga no es una religión.
Aunque nació en el seno del hinduismo, el yoga es una disciplina milenaria que va mucho más allá de creencias religiosas. No necesitas convertirte a nada, solo convertirte en lo más auténtico de ti.

Tampoco es solo ejercicio físico.
El yoga es un arte, una ciencia y una práctica espiritual. Y para mí, es solo un 1% físico, todo lo demás es un largo viaje hacia adentro.
Te lo digo porque yo también me dejé engañar por la parte “fitness”.
Durante años hice posturas, invertí en ropa deportiva, subí pierna aquí, bajé torso allá, y me creí yogui.
Spoiler: nada de eso era yoga. Era ego, pantomima, y hasta algo de performance para Instagram.

Si puedes respirar, puedes hacer yoga
Así de simple.
No necesitas tocarte los pies ni hacer parada de manos.
El yoga empieza en la respiración, en el silencio, en la observación sin juicio.
Por eso me gusta tanto. Porque me recuerda que cada instante es sagrado.

Pero no practiques yoga si…
Sí, lo dije. No todo el mundo necesita practicar yoga.
No practiques yoga si:
❌ Crees que todo debe ser rápido y con resultados visibles
❌ Te gusta competir constantemente con otros (o contigo)
❌ Solo buscas el reconocimiento externo
❌ No estás dispuesto a escuchar tu cuerpo (y tu ego es muy ruidoso)
El yoga no va a “arreglarte”.
Pero te va a mostrar con claridad todo lo que necesitas trabajar.
Y eso a veces duele. Por eso muchos lo abandonan.

Un poco de historia (porque entender te conecta)
El yoga tiene más de 5.000 años de historia y nació en India como una vía hacia la liberación espiritual. Con el tiempo, se integraron posturas físicas, respiración consciente, meditación y filosofía de vida.
Hoy el yoga está en todo el mundo… pero se ha comercializado tanto, que muchos creen que es solo una moda.
Yo misma me prometí no hablar de yoga públicamente hasta que no pisara India.
Y eso está a punto de pasar.
¿Qué me ha enseñado el yoga?
Me ha enseñado a estar aquí.
A ver mi cuerpo como un templo, no como una máquina.
A sentir sin correr.
A darme cuenta que no necesito hacer ruido para sanar.
Me ha ayudado a completar piezas de mi rompecabezas interior.
Y lo mejor: me ha devuelto a mí.

Cómo iniciarte en el yoga (y no morir en el intento)
- Empieza por respirar. Literal. Hazlo ahora.
- Haz una clase suave. Hatha o Yin son buenos inicios.
- No te compares. Cada cuerpo, cada historia, cada camino es único.
- Escucha más. Exige menos.
- Hazlo con intención, no por moda.
No necesitas un mat de 100 euros ni ropa específica.
Solo ganas de conectar contigo.
Para que te lo quedes…
Felicidad y yoga se parecen más de lo que creemos.
Ambas son elecciones, hábitos y caminos.
Ninguna se logra con presión. Pero ambas florecen con intención y presencia.

Así que si me preguntas hoy:
¿Margarita, eres feliz?
Yo digo: sí, 100%.
Y eso no significa que todo es perfecto, sino que decidí dejar de pelear con lo que no puedo controlar.
Con amor, conciencia y mi respiración como guía,
Feliz Día del Yoga 🧘🏽♀️💜