Haz de tu vida la más tú… y oblígate a ser feliz

¿Y si en vez de posponer la felicidad… la hicieras parte de tu plan diario?

Ayer se celebró el “día más feliz del mundo” y, como era de esperarse, muchas personas de mi entorno compartieron frases, subieron fotos sonrientes, pusieron playlists alegres y escribieron cosas hermosas. Y sí, me pareció bonito… pero también me dejó pensando. Me pasa lo mismo que en el Día del Amor y la Amistad: ¿de verdad necesitamos que el calendario nos diga cuándo ser felices o amorosos? ¿Y los otros días? ¿Qué pasa con los lunes sin brillo, los miércoles grises o los domingos de bajón? ¿Dónde queda la felicidad ahí? Me pregunto si no estaremos a veces disfrazando emociones o corriendo a cumplir con lo “positivo” sin detenernos a preguntarnos: ¿hoy fui realmente feliz… o solo lo aparenté para no desentonar?

Y te escribo desde mi postura suave pero claro. Desde esa parte de mí que observa, que camina, que escucha a las personas y a las comunidades que de verdad son felices… aunque desde fuera no lo parezcan.

Porque sí: hay gente que sonríe sin tenerlo todo.
Gente que comparte lo que tiene sin que le sobre.
Gente que vive sin apuro, sin pretensión, sin ruido… y que aún así brilla.
Y entonces, me detengo, suspiro y me digo: la felicidad no se trata de tener mucho.

La felicidad es un estado que se construye

Felicidad para mí es hacer lo que me gusta, con las personas que me suman, en el ambiente que me inspira.
Es enfrentar los retos con valentía y aceptar que, aunque no pueda cambiar todo, siempre puedo inspirar, sostener, agradecer y mejorar.

Feliz no es quien lo tiene todo, ni quien lo aparenta.
Feliz es quien decide serlo.
Y como toda decisión, la felicidad también se convierte en un hábito.
Yo la elijo cada día.
Así como elijo amar, soltar, moverme, respirar profundo, volver a empezar.

Pero… ¿eso quiere decir que todo es perfecto?

No. Te mentiría si te dijera que mi vida es dura. No lo es y espero no tener que hacerme la victima o sufrida para conectar contigo. Yo quiero que comprendas que pase lo que pases, todo se organiza a tu favor, para hacerte bien.
Desde que inicié mi camino de conciencia, todo se ha ido alineando a mi favor.
Y eso no es casualidad, es intención.

No me meto en cosas que no me corresponden.
No cargo culpas que no son mías.
No invierto energía en lo que me resta paz.

¿Y sabes qué?
Eso me hace sufrir menos.
Me da más espacio para mí.
Me deja vivir más liviana.

Lo que he visto viajando por el mundo…

Viajando he confirmado que la felicidad no depende de un estándar universal.
Cada cultura la vive a su manera:

  • En Bután, se mide la Felicidad Interna Bruta.
  • En Japón, se vive con propósito a través del ikigai.
  • En Suecia, lo justo y balanceado se llama lagom.
  • En África, muchas comunidades se rigen por el Ubuntu: “yo soy porque nosotros somos.”
  • Y en Latinoamérica… nos reímos aunque llueva, compartimos aunque falte, y bailamos aunque duela.

He visto gente feliz sin electricidad, pero con mucha comunidad.
Gente feliz con poco espacio, pero con muchos abrazos.
Gente feliz sin redes, pero con vida real.

¿Y tú? ¿Te estás obligando a ser feliz?

Sí, oblígate.
Oblígate a elegirte.
A descansar.
A soltar lo que no va.
A agradecer lo que sí.
A vivir a tu ritmo.
A no compararte.
A no culparte.
A hacer de tu vida la más tú.

Porque al final, nadie va a venir a vivir tu vida por ti.

Algunas ideas para cultivar la felicidad (a tu manera):

  • Agradece algo todos los días, aunque sea mínimo.
  • Haz más espacio para lo que te hace bien (personas, lugares, rutinas).
  • Identifica lo que te pesa… y suéltalo con amor.
  • Sé honesta contigo misma: ¿qué te estás negando que sabes que te haría feliz?
  • Rodéate de quienes te eleven, no de quienes te drenan.
  • Ten rutinas simples que te conecten contigo (caminar, leer, escribir, respirar, bailar…).
  • Y repítelo: “hoy decido ser feliz.”

Y si alguien me pregunta: Margarita, ¿tú eres feliz?

100% feliz. Con muchos momentos diarios de felicidad.
Y no, eso no significa que vivo en éxtasis diario,
pero tampoco me la paso en sufrimiento.

Mi paz no se negocia.
Mi bienestar no se aplaza.
Mi alegría no depende de lo externo.

La felicidad es mi casa, no un lugar que quiero alcanzar.
Y cada día, yo elijo volver a ella. A mi casa.

Haz de tu vida la más tú… y oblígate a ser feliz con lo que ya tienes mientras creas lo que sueñas.”

Margarita Silvestre, capacitadora, profesora y disenador de vida

Margarita

Hotelera, facilitadora, emprendedora y nómada digital

Mi objetivo principal es apoyarte a lograr la mejor versión de ti y llevarte a donde quieras llegar.
¿Estas list@ desactivar tu siguiente nivel?
Permíteme ayudarte con algunas herramientas para tu desarrollo personal y profesional, que estoy segura te encantarán experimentar.

Leave a Comment

Your email address will not be published.