Lo que pienso sobre la Salud Mental

Cuidar tu salud mental es cuidar la base desde la que construyes toda tu vida. Es aprender a vivir con equilibrio, a sanar y a prosperar desde dentro.

El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha designada para crear conciencia sobre los problemas de salud mental a nivel global y movilizar esfuerzos en apoyo de esta causa tan vital. Este día brinda una plataforma para que todas las partes interesadas que trabajan en temas de salud mental compartan sus experiencias, enfoques y desafíos, al tiempo que destacan lo que aún queda por hacer para asegurar que la atención de la salud mental sea accesible y efectiva para todas las personas alrededor del mundo. Es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestra salud mental y fomentar un entorno de apoyo, empatía y entendimiento.

La Salud Mental como un todo integral para el ser humano

La salud mental es un tema del que se habla cada vez más, pero siento que aún se hace desde una perspectiva fragmentada. Para mí, la salud mental no puede estar bien en un ámbito y mal en otro. El ser humano es indivisible en su naturaleza, lo que significa que no podemos separar nuestra vida emocional, psicológica y social; todos estos aspectos están profundamente entrelazados.

¿Qué significa “salud mental” realmente?

A menudo, las conversaciones sobre salud mental se centran únicamente en los problemas, reforzando la imagen de todo lo que está mal. Pero, ¿por qué no hablar también de lo bien que puede estar una persona con buena salud mental? Esto nos permitiría visualizar lo que queremos alcanzar, en lugar de enfocarnos solo en lo que queremos evitar.

La salud mental es el bienestar emocional, psicológico y social que todos tenemos el potencial de desarrollar. Sin embargo, cuando no nos desempeñamos bien en estas áreas, se genera una discrepancia entre la realidad y nuestras expectativas, lo que afecta nuestro bienestar general. Muchas veces, nos exponemos a situaciones que nos alejan de ese equilibrio natural que es nuestro por derecho, como si lucháramos por recuperar algo, un algo que ya nos pertenece. La clave está en estar en armonía con nosotros mismos y en todo aquello que nos rodea y nos hace bien.

Impacto cultural en la Salud Mental

Llevo ya tres años visitando distintas culturas en diferentes continentes y países, y todo luce tan diferente a lo que percibo como “normal”.

Hay vida más allá de lo que había aprendido en mi país.

He tenido la oportunidad de visitar lugares en África, como Kenia, donde conocí a los Masái Mara, una tribu que vive con valores centrados en la supervivencia, la protección y el hogar.

Después de sentir cómo me asfixiaba en una de sus casas, que apenas tenía un orificio para que entrara la luz, y el olor y la falta de oxígeno, me pasaron miles de preguntas por la cabeza. Mientras formulaba mis preguntas, uno de los niños me preguntó si mi casa era tan cool como la de él. Solo le pude decir que sí, que mi casa era cool, pero no tan cool como la de él. 🥹

No diré mucho, solo dejaré estas fotos aquí de cómo lucen sus casa por fuera y por dentro.

Al preguntarle a los adultos sobre su salud y que hacían cuando se enfermaban, me sorprendió escuchar: “No tenemos tiempo para enfermarnos”. Esta respuesta me mostró una perspectiva muy diferente de la salud mental que yo conozco, a mí me aterra la idea de enfermar y no poder hacer mis cosas del día a día, y ni mencionar la idea de morir. Ese es otro tema que cuando me sienta preparada para compartir, lo haré por esta vía.

Ellos no se enfocan en el estrés como lo hacemos nosotros; solo tienen el mínimo necesario para sobrevivir. Mientras que en nuestra sociedad lidiamos con cargas de trabajo, apego y exceso de cosas materiales, querer tener lujos, relaciones y expectativas, ellos enfrentan retos más básicos, pero los afrontan con una mentalidad de aceptación total. O al menos así lo percibí.

Esta diferencia en el enfoque me deja muy claro que la salud mental varía según el contexto cultural y geográfico. Mientras que nosotros podemos preocuparnos por cosas como el trabajo o las relaciones sociales, para ellos, la prioridad es la supervivencia diaria. Aún así, todos tenemos desafíos que afectan nuestra salud mental, solo que son diferentes. No he conocido a nadie que haya sido aplastado por un elefante, ellos sí. No conozco a nadie que haya tenido que luchar con un león, ellos sí. A lo mejor el león de nuestra sociedad es una mente llena de prejuicios, paradigmas que nos permiten avanzar.

Factores que afectan la Salud Mental

La salud mental de cada individuo puede verse afectada por una combinación de factores ya sean biológicos, psicológicos, ambientales y sociales. Cosas como desequilibrios químicos, experiencias traumáticas o problemas en el entorno familiar o laboral pueden influir negativamente. Para muestra este blog post.

Además, hábitos de vida como el consumo de alcohol, drogas o la falta de sueño, agravan aún más la situación. Sin mencionar el ego, las expectativas sociales y culturales que pueden añadir una capa adicional de estrés.

Pienso que es importante entender que no existe una “causa única” que afecte a todas las personas de la misma manera. Cada individuo tiene detonantes diferentes, y la interacción de estos factores varía según su contexto personal.

Por esto es importante no compararse con el proceso de nadie. Cada cual lleva una batalla distinta en el tiempo. Y las redes sociales no ayudan mucho.

La Salud Mental en el trabajo

Cada vez que mencionan este tema me da escalofrío.

Uno de los ámbitos donde más se habla de salud mental es en el trabajo. Sin embargo, no creo que toda la responsabilidad deba recaer en las empresas.

Muchas veces, las personas ya traen sus situaciones al entorno laboral y, al exponerse a más desafíos, es más fácil culpar al trabajo de su estrés en lugar de tomar responsabilidad personal para obtener resultados.

No podemos seguir romantizando la idea de que los demás deben hacerse cargo de nuestro bienestar. Es fundamental que cada uno de nosotros tome responsabilidad por su salud mental, dejando de culpar a otros o a circunstancias pasadas. En lugar de solo quejarnos, es hora de empezar a meditar más, hacer más ejercicio, aprender a estar solos, leer más, comer mejor, buscar ayuda y tener pensamientos más positivos. Y sé que suena muy simple, en realidad sí lo es, pero como todo en la vida, requiere tiempo y esfuerzo. Y eso es lo que pocos estamos dispuestos a hacer.

Creo que no hay excusas. Si el tema es de biológico, puedo decirte que he conocido personas con síndrome de Down que han tenido la oportunidad de desempeñarse de manera excelente, obviamente en entornos controlados.

Hay otras personas con situaciones que verdaderamente no la pueden cambiar y requieren ayuda de terceros. Sin ánimos de traer comparaciones a la mesa; lo que quiero decir es que cada uno de nosotros puede sobreponerse, poco a poco, si se lo propone, claro está.

Con el trabajo, rectifico que es un caso de responsabilidad compartida.

Dicho esto, las empresas también tienen un rol importantísimo.
Y como les afecta, están llamados a ofrecer un espacio digno y pleno para que cada individuo se pueda desempeñar mejor cada día.

Pasamos mucho tiempo allí, y es donde, por así decirlo, se manifiestan la mayoría de nuestras frustraciones.

Es muy recomendado que nuestros empleadores pongan un esfuerzo extraordinario en el tema y estar atentos para detectar patrones que pongan en juego la salud mental de sus empleados y ofrecer programas de ayuda integrales.
No se trata de viernes de yoga, tomar la foto y subirla a las redes sociales para cumplir un indicador. Va más allá, hay que logra una forma hasta de saber lo que piensa nuestra gente del espacio de trabajo, cuáles son sus necesidades y sueños más añorados. De la misma forma que damos lo que no tenemos para satisfacer las necesidades de nuestros clientes, con esa misma energía hay que buscarle la vuelta a la calidad de vida de la gente que saca los numeritos.

  • ¿Alguna vez te has tomado un momento para preguntar a alguien de tu equipo cómo están sus padres? ¿Cómo durmieron? ¿Si comieron bien? ¿Cómo están sus hijos? Pero, de verdad, casi sintiendo su respuesta.
  • ¿Alguna vez has notado a alguien de tu equipo cabizbajo y le has ofrecido un espaldarazo, un abrazo o una mano amiga?
  • ¿Alguna vez has observado cómo se sienten las mujeres de tu equipo durante las distintas etapas de su ciclo menstrual?
  • ¿Puedes identificar cuándo alguien cercano a ti vibra diferente? ¿Es solo un número más en tu plantilla?
  • ¿No has establecido la confianza necesaria para hacer este tipo de preguntas sin cruzar la línea del profesionalismo?

Pero, no quiero estresarte con estas cosas, entiendo que ya lo tienes controlado.
Continuo con mis pensamientos…🤔

Es fundamental que el apoyo no se limite solo a los niveles bajos de la organización, sino que también se extienda a mandos medios, gerentes y directivos, quienes también pueden ser generadores de situaciones estresantes.

Hay un principio que me gusta mucho: Acepto lo que no se puede cambiar y cambio lo que sí se puede. Muchas veces en las empresas ocurren situaciones que deseamos cambiar humanamente, pero nos perdemos en cuerpo y alma tratando de lograr ese cambio.

Es muy común escuchar: “Esta empresa no es mía.” Es como el último suspiro cuando sentimos que estamos dando todo y que nuestro esfuerzo no vale la pena.

Nos encontramos atrapados en un ciclo de desilusión y frustración, donde la dedicación y el compromiso parecen no ser reconocidos. A veces, es difícil seguir adelante cuando el esfuerzo parece en vano.

Nadie es perfecto; todos, absolutamente todos, en algún momento nos hemos visto afectados por un evento que nos lleva a replantearnos nuestra existencia. Está bien sentir que nuestra salud mental se ve afectada; lo que no está bien es quedarnos ahí, estancados para siempre.

Las empresas deben confiar en servicios externos para este tipo de ayuda, ya que una persona externa puede observar cosas que quienes están dentro del entorno ven como normales. Es que están curtidos por el sistema y no ven más allá de indicadores.

Gente, no es normal que te tiemble el ojo involuntariamente, no es normal tener dolores de cabeza todos los días, no es normal sufrir dolores musculares constantes, no es normal temblar y sudar debido al estrés diariamente, no es normal tener ciclos menstruales dolorosos, no es normal depender de pastillas para aliviar dolores a diario, no es normal tener el corazón acelerado todos los días, no es normal experimentar una disminución en tu deseo sexual, no es normal no poder dormir debido a la carga de trabajo constante, no es normal estar a la defensiva cada día, no es normal maltratar verbalmente a tu equipo de trabajo, no es normal tratar mal a tus compañeros y, tampoco, a los clientes. No es normal no tener tiempo para tu familia y amigos. 😶Y podría seguir, pero la lista sería interminable.

Come on, gente!, ¿en serio no nos estamos dando cuenta de que estamos muertos en vida?

La salud mental, al igual que la felicidad no es un destino, sino un proceso. Es sobre cómo podemos vivir nuestras vidas y enfrentar nuestros desafíos con amor y compasión.

¿Cómo luce una persona que goza de salud mental?

Una persona con salud mental balanceada generalmente exhibe ciertas características y comportamientos que reflejan su bienestar emocional y psicológico.

Busquemos lápiz y papel y empecemos a manifestar que queremos gozar de salud mental.

  • Autoconocimiento: Tienen una buena comprensión de sus emociones, fortalezas y debilidades, lo que les permite manejar situaciones difíciles con mayor eficacia.
  • Relaciones saludables: Mantienen relaciones interpersonales positivas y de apoyo, mostrando empatía y habilidades de comunicación. Saben establecer límites y buscan conexiones significativas.
  • Manejo del estrés: Son capaces de manejar el estrés de manera efectiva, utilizando técnicas de afrontamiento saludables, como la meditación, el ejercicio o el tiempo de calidad con amigos y familiares. Mi preferida, el estrés es bueno, pero no por mucho tiempo.
  • Resiliencia: Muestran una capacidad notable para recuperarse de los contratiempos y adaptarse a los cambios, sin dejar que las dificultades los abrumen.
  • Objetivos y motivación: Tienen metas claras y están motivados para alcanzarlas, equilibrando sus ambiciones con la satisfacción de disfrutar del presente.
  • Cuidado personal: Priorizan el autocuidado, incluyendo una alimentación saludable, ejercicio regular y descanso adecuado. También dedican tiempo a actividades que les brindan alegría y satisfacción.
  • Apertura al cambio: Muestran disposición para aprender y crecer, aceptando que el cambio es una parte natural de la vida.
  • Conexión con los demás: Valoran la conexión humana y buscan contribuir a su comunidad, mostrando generosidad y apoyo hacia los demás.

El equilibrio en la salud mental no significa estar siempre feliz o libre de problemas, sino más bien tener las herramientas y el apoyo necesario para enfrentar los desafíos de la vida de manera saludable.

Si no me creen pregunten a la Mental Health America y a Mind.

¿Cómo identificar que nuestra salud mental está afectada y qué podemos hacer para ayudarnos y ayudar a los demás?

Tengo medio malas noticias, para las personas que no pueden estar presentes, no se conoce y no saben escuchar-se, esto a lo mejor se les complique un poquito, pero intentemos dar algunas pistas de cómo darnos cuenta de que algo anda mal:

  • Cambios emocionales bruscos: Sentimientos de tristeza, irritabilidad, ansiedad o estrés constante que no tienen una causa clara y que persisten por un tiempo prolongado.
  • Dificultad para concentrarse: Si te cuesta trabajo mantener la atención en tus tareas diarias, estudiar o trabajar, y notas que tu rendimiento está disminuyendo, puede ser una señal de estrés o fatiga mental.
  • Problemas con el sueño: Ya sea dormir demasiado, no poder conciliar el sueño o despertarte constantemente en la noche, los problemas de sueño están fuertemente ligados a la salud mental.
  • Aislamiento social: Evitar a tus amigos o familiares, o dejar de disfrutar actividades que antes te hacían sentir bien, son indicadores de que algo no está bien.
  • Cambios en el apetito: Comer en exceso o perder completamente el apetito también puede ser una respuesta a la ansiedad o depresión.
  • Pensamientos negativos recurrentes: Si te encuentras constantemente pensando en tus errores, sintiendo que no eres suficiente, o que el futuro es sombrío, es momento de prestar atención.
  • Dolor físico sin causa aparente: La tensión mental puede manifestarse físicamente con dolores de cabeza, tensión muscular o molestias estomacales.
  • Sensación de estar abrumado: Sentir que no puedes manejar situaciones cotidianas, que todo es demasiado, o que cualquier cosa parece un gran desafío.

¿Qué puedes hacer para mejorar tu salud mental?

  • Hablar sobre lo que sientes: Muchas veces compartir lo que nos pasa con alguien de confianza es el primer paso para liberar la carga emocional. No subestimes el poder de una buena conversación. Yo hablo hasta por los codos.
  • Actividad física: Hacer ejercicio, aunque sea una caminata ligera, ayuda a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo al liberar endorfinas.
  • Cuidar tu alimentación: Lo que comes afecta tu salud mental. Intenta mantener una dieta equilibrada, rica en nutrientes que favorezcan tu bienestar emocional.
  • Dormir lo suficiente: Asegúrate de tener una rutina de sueño regular. Dormir bien es clave para que tu cuerpo y mente se recuperen. Aquí soy una campeona mundial.
  • Practicar la meditación o mindfulness: Estos ejercicios ayudan a calmar la mente, reducen el estrés y te permiten estar más presente en el aquí y ahora. ¡Hey!, esto funciona. Punto.
  • Pedir ayuda profesional: Si sientes que no puedes salir solo de la situación, no dudes en buscar apoyo de un psicólogo o terapeuta. No es una señal de debilidad, sino de valentía y responsabilidad. Lo mejor de esto es que con la virtualidad se hace cada vez más fácil.
  • Hacer pausas: Si el trabajo o los estudios te están sobrecargando, es importante hacer pausas y desconectar para evitar el agotamiento mental. Afilar la sierra mis amores.

¿Cómo podemos ayudar a los demás?

Ahora vamos a ver si ayudamos al prójimo. Si se deja ayudar😌

¿Y qué me hace hablar con tanta autoridad al respecto? La vida se encargó de que lo aprendiera de la mejor manera posible, viviéndolo🤫
En 2022, fui diagnosticada con ansiedad, lo que incluía ataques de pánico, taquicardia, sudoración, apatía, incapacidad de hacer más de una cosa a la vez, tristeza, un profundo sentimiento de pena y por si fuera poco un deseo enorme de dejar de vivir. Todo era nuevo para mí. Antes de llegar al diagnóstico, y después de numerosas pruebas vitales, el doctor llegó con los resultados: todos mis signos vitales estaban en orden, no estaba sufriendo un infarto. A partir de ese momento, comenzó otro largo camino en el que aún estoy comprometida.

Mi compañero de vida ya había identificado los síntomas y sabía de qué se trataba, pero aun así, en silencio, me acompañó al hospital para despejar cualquier duda. La causa raíz tardó un tiempo en hacerse evidente, pero con ayuda de la terapia, todo comenzó a tomar rumbo. Fue muy duro para mí descubrir que tenía ansiedad mientras me encontraba en mi viaje soñado por el mundo. La vida no siempre es tan dulce como parece. Le puse un nombre a mi ansiedad: ‘Pimienta’. Pimienta llegó a mi vida para ayudarme a entender que debo ser más agradecida con mi situación actual.

De algún modo, me sentía inalcanzable por estar logrando todo aquello por lo que había luchado… Me confié y me abandoné. Al exponerme a una situación familiar, la ansiedad me atrapó, completamente desarmada. Pero bueno, ese es otro tema que hablaré en detalle cuando me sienta preparada.

Como verán, si siguen este pequeño paso a paso, es posible ayudar a alguien con problemas de salud mental. A mi honestamente no me gusta decir ”problemas” pero bueno, salió.

Entonces qué podemos hacer:

  • Escuchar sin juzgar: Si alguien comparte sus problemas contigo, escucha sin interrumpir y sin intentar ofrecer soluciones inmediatas. A veces, lo que más necesitan es sentir que los escuchan y entienden.
  • Ofrecer apoyo emocional: Hacer saber a las personas que te importan y que estás allí para ellas, ya sea para hablar o simplemente para estar a su lado, puede hacer una gran diferencia.
  • Ser observador: Si notas que alguien a tu alrededor presenta cambios en su comportamiento, estado de ánimo o hábitos, pregúntale cómo está y ofrécele tu apoyo.
  • Evitar el estigma: Es importante no juzgar ni minimizar los problemas de salud mental. Decir frases como “solo es cuestión de ponerle ganas” o “tienes que ser fuerte” puede aumentar el sentimiento de culpa o vergüenza en la persona afectada.
  • Animar a buscar ayuda profesional: Si crees que la persona está pasando por algo más serio, sugiereles que busquen la ayuda de un terapeuta o consejero. Puedes incluso ofrecerte a acompañarlos en el proceso.

La salud mental es un tema complejo y profundamente personal. Aunque las empresas y otras personas pueden ofrecer apoyo, la responsabilidad última recae en nosotros.

No podemos esperar que alguien más solucione nuestros problemas si no estamos dispuestos a hacer el trabajo interno. La clave está en conocernos más y mejor, en buscar activamente soluciones, y en entender que, aunque todos tenemos problemas, la verdadera fortaleza está en cómo decidimos enfrentarlos.

Reconocer que nuestra salud mental está afectada es el primer paso hacia la recuperación. No estamos solos en este camino y es importante recordar que tanto el autocuidado como el apoyo mutuo son claves para mantener un bienestar emocional.

No dudes en pedir ayuda si la necesitas, y ofrece una mano cuando veas que alguien más lo requiere. Todos tenemos momentos difíciles, pero con el apoyo adecuado, podemos superarlos.
🙏🏽Namaste🙏🏽

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